En 1937 el Gobierno español decide participar en la Exposición Internacional de París. Presentar un pabellón con muestras de arte de vanguardia y de tradiciones populares podría afrontarse económicamente y sería una propaganda internacional que serviría para romper el bloqueo de algunos países y ganar simpatías para la causa republicana.
Conseguida la participación de figuras como Picasso, Miró, Alberto o Calder, se proponen hacer una muestra de arte español comprometido, y se organizan tres focos principales de participación: Madrid, Barcelona y Valencia.
Dos valencianos implicados en la organización y con cargos relevantes en el gobierno de la República tienen un papel fundamental en que la presencia valenciana sea numerosa, son: Rodolfo LLopis, Subsecretario de la Presidencia, y Josep Renau, Director General de Bellas Artes.
En Valencia la Dirección General de Bellas invita a artistas de reconocido prestigio, así como al colectivo a presentarse a una selección de obras, todo ello se hace desde la Secretaría de la Escuela de Bellas Artes de Valencia en la Calle Museo, 2, es decir desde la actual sede del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana.
Esta sala de la colección del Museo Reina Sofía muestra carteles y dibujos realizados durante la Guerra Civil española (1936-1939), destacando la importancia del documento para entender la historia del arte moderno.